De cines y encuentros (im) posibles: ver juntas, aunque separadas
Escribir estas palabras hoy, en medio de un escenario de pandemia y en el contexto de una Muestra de Cine argentino hecho por mujeres, me hace creer que el juego entre imposibilidad y posibilidad (a la que me dediqué en un estudio más extenso, cuando pensaba en “cinematernidades”) todavía funciona como un recurso para calmar mis impulsos más feroces. Existir aquí y ahora, cuando los encuentros son imposibles, requiere que me aferre a lo que queda de posible, algo cercano a un estar juntos, practicado por la iniciativa de Cine Mujeres 2021.
No es novedad, al menos en la academia, la noción de “ver juntos”. Apoyado por reflexiones que me formaron como investigadora cinematográfica y sin la pretensión para inaugurar otra visión, propongo, aquí, que nos animemos en torno a un “Ver juntas”, incluso físicamente distantes.
Sostengo esta afirmación en base a dos recuerdos, uno más lejano e histórico, y otro más cercano y personal. Brevemente, quiero recordar las iniciativas de las mujeres de los primeros feminismos (destaco aquí los años sesenta, setenta y ochenta), para las cuales la convivencia, el discurso y la existencia en común impulsaron el reconocimiento y la elaboración de su condición compartida en el mundo. Y, aun así, retomo una experiencia singular, de hace apenas dos años: la primera edición de la Mostra de Cinema Argentino de Mujeres y, en especial, el día de la exhibición de Julia y el Zorro (2018), de Inés María Barrionuevo, en el que los vínculos entre feminismo y cine, enriquecidos por el diálogo y la experiencia de la asistencia conjunta, parecían más armónica que nunca.
Abrazo estos recuerdos como míos, en un impulso de buscar en el pasado un entusiasmo por el presente.
En esta línea, sigo pensando en el (casi reciente) ayer, cuando la conquista de la legalización del aborto por las compañeras argentinas (¡és ley!) se hizo realidad. Y hoy, el momento en que se hace (y se reinventa) una nueva edición de la Muestra, todavía que la necropolítica insiste en querer socavar el arte, los afectos y las posibilidades de ver /estar / elaborar juntas. Mismo que mediado por el online, la exhibición y el debate en torno de las películas se hace posible (y política), uniéndonos y moviéndonos de alguna manera, Lejos, todavía estamos aquí.
En esta red de (im) posibilidades, todavía se escucha un grito: ¡Viva el cine de mujeres!
Seguimos.